La historia del juego comienza directamente donde acaba el argumento de Modern Warfare 2, dejando a Estados Unidos bajo el asedio de las fuerzas rusas, el ultranacionalista Vladimir Makarov en libertad, y los capitanes «Soap» MacTavish y John Price heridos y a la fuga junto con el informante ruso Nikolai. El juego será, cronológicamente, la última entrega de la serie Modern Warfare, dando fin al arco argumental comenzado en Call of Duty 4: Modern Warfare.
Barcaza
En el comienzo de la aventura el equipo COG descansa en una pequeña flota de barcazas tras la caída de Jacinto y después de constatar que atrincherarse en tierra ha dejado ya de ser seguro. Por supuesto esto es un juego de acción y no un simulador social, de modo que no tardaremos mucho en comprobar como tampoco estamos precisamente en un lugar lejos de los indiscretos ataques de los Locust.
Un descomunal Leviatán como al que hicimos frente sobre la lancha de Gears of War 2 hace acto de presencia entre la flotilla de naves COG y comienza a arrasarlas. En la demostración Marcus y Dominic tienen la opción de subirse a los ya conocidos mechs que se han promocionado como protagonistas de algunos combates de la tercera entrega de la serie. El combate contra la bestia es cruento tanto si escogemos la opción de hacerlo a pie como si lo hacemos a bordo de los exoesqueletos; el Leviatán es una criatura monstruosa y descomunal, y demuestra la creciente interacción con el entorno de la franquicia episodio a episodio arrasando a bocados con las maltrechas embarcaciones que pisamos.
¿Nuestro objetivo? Vaciar los cargadores de nuestras armas automáticas sobre los ojos de la bestia, el mayor punto débil de su rocosa piel. En este sentido los exoesqueletos son un arma formidable, no sólo tienen una mayor cadencia de fuego que un Lancer y un mayor poderío en la capacidad perforante de sus proyectiles, sino que además podemos golpear a los enemigos que se acerquen con su brazo mecánico con sólo pulsar el botón de ataque cuerpo a cuerpo: B.
En el momento en el que en la demo se abate al Leviatán la acción cambia de perspectiva y tomamos el control de Baird y Cole. Los otros dos protagonistas tienen una vista aérea de la bestia atacándola desde las alturas. La estampa es ciertamente preciosa, pero debemos estar concentrados en la acción puesto que cualquier fallo sería letal. El cañón Vulcan, por ejemplo, es uno de los nuevos ejemplos en cuanto a arsenal de la tercera parte del título y lo es por su capacidad de obligar a los dos jugadores a cooperar para utilizarla. ¿Cómo funciona? Un jugador controla el punto de mira y el gatillo, mientras que el otro debe accionar un mecanismo para que la munición del primero corra de forma ininterrumpida hasta agotar los 900 cartuchos que puede llegar a disparar.
La acción se desarrolla con increíble ritmo, y desde el ataque de la gigantesca criatura hasta la posterior guerra de guerrillas con la infantería Lambent los tiroteos son una constante a través de escenarios muy diferentes. Los tickers vuelven a ser improvisados aliados puesto que con sus ondas expansivas podemos volar a los enemigos que tengan en sus inmediaciones, no obstante sus explosiones no sólo arrasan oponentes, sino que también acabarán echando abajo el puente desde el que luchamos y da con nuestros huesos en el océano dando por concluida la breve demo.
A nivel jugable el título imprime todavía más velocidad en las situaciones que Gears of War 2, eliminando ya de un plumazo las porciones algo más "tranquilas" que se veían en el original. La presencia de mechs y de armas de uso cooperativo dinamiza todavía más los tiroteos, dándole al título un toque genuino que los aficionados a buen seguro agradecerán. Una demostración jugable breve, pero muy interesante.
